Translate

jueves, 30 de agosto de 2012

CAPÍTULO 6.

Se despidió de mí con un placentero beso, en la puerta de mi amiga. Le abracé durante un momento, y luego nos separamos. 
Elsa consiguió dormirse. ¡Al fin! Eran las 3:30 de la madrugada, y tenía unas ganas tremendas de hablar con Joel. Le dije que cuando se durmiera ésta, le llamaría.
Fui al baño, y cerré la puerta con pestillo. Me metí en la bañera fría y me tumbé. Marqué su número. El corazón me iba a mil. Se me iba a salir del pecho.
Daba tono. No contestó al principio.
-Cielo.
-Ya siento llamar tan tarde.
-Oh... no pasa nada, estaba distraído pensando en ti.
-Cuando me dices cosas de esas, no sé qué decir, me dejas muy mal.
-Aais, tonti, no hace falta que digas nada.
Sonreí.
-Ya siento que no haya sido... la cita de tus sueños.
-No...pasa nada, tranquilo...-no lo dije muy convencida.
-Sara...no puedo estar tranquilo porque sé que te he hecho daño.
-Ya, bueno...pe
-¿Ya bueno? ¿Ves Sara?-me cortó, no me dejó continuar.-¿Me darías otra oportunidad?
-Sí, claro que sí, pero no quiero abusar de ti. ¿Me entiendes? El sitio de hoy ha estado muy guai, no quiero que te gastes el dinero, y mucho, muchísimo menos en mí.
-¿Entendido? 
-Sara.
-Joel, lo dicho. ¿Me lo prometes? Sabes a lo que me refiero, ni comidas, ni cenas, ni nada de eso que sea muy caro.
-Haré lo que quiera, no seas tonta.
Suspiré. Cabezón.
-¿Mañana te dejarán salir?
-Supongo que sí. Elsa va por libre. ¿Nunca sales con los demás?
-Es que hay 3 grupos en la urbanización, los pequeños, los adolescentes, y ya los...''mayores'' como yo...y más gente.
-Ajá. Y los...''mayores'' no dicen nada...en plan, porque sabrán más o menos, vamos, nos habrán visto ¿no?
Se rió.
-No lo sé. Recuerda que...
-Eres ciego, perdón. Pero, ¿ves? Eso es bueno, porque te considero capacitado para todo, ¿no? Vamos, que no me importa si ves o no ves, que me gustas por cómo eres.
-Te lo agradezco.
Sonreí. Me quité la ropa interior, y abrí el grifo del agua caliente. Puse el tapón.
-¿No crees que llevamos mucho tiempo hablando? Se te va a ir el saldo.
-Ah, tranquilo, soy de contrato, y tengo tarifa. Oh...¿quieres dejar ya de hablar?
-No, no, era para que no gastaras demasiado, pero ya está dicho, así que ya está.
-Bien. Oyes...
-¿Sí?
-¿Te importa que me bañe mientras hablo contigo?
-Sara...hay cosas que no me deberías decir...o preguntar...
-¿Pues?
-Pues porque soy un chico...y cuando alguna chica que nos gusta...
-Creo que te he entendido...
Me sonrojé, y él se rió. En ningún momento se lo había dicho... a ''malas''.
-¿No crees que es muy tarde para bañarse?
-Puede ser...sí. Espero que no me oigan la verdad...
-A ver, a ver, sino haces mucho ruido...
Sonreí. Me tumbé completamente.
-¿Mañana estás libre entonces?
-Supongo que sí. Pero tengo que salir cuando Elsa salga, porque no es plan de venir a casa de mi amiga...e irme....cuando me de la gana.
-Es obvio.
-Aunque estoy pasando más tiempo contigo que  con ella.
-Eso parece.
-Pero no me importa.
-Me alegro. Pero bueno, si no quieres quedar conmigo me dices, y ya está.
-Sí que quiero quedar contigo...
Se rió.
-¿Cómo conseguiste mi número?
-Llamé a Elsa...
-Mmm, vale. 
-No quería, o sea, ya sabes que me comporté mal.
-Ya...bueno, no quiero darle más vueltas a eso.
-Me imagino...
Hubo un silencio...no le escuchaba, tenía los ojos cerrados. Estaba pensando ya en otras cosas, bueno, en otras cosas...estaba pensando en él. Aparece en mis pensamientos aunque yo no le invite a entrar. 
Tenía el móvil pegado a la oreja, empezaba a tener frío, y no sabía porqué.
Alguien me llamaba, lo notaba, lo oía...parecía que no podía abrir los ojos... Mi nombre, lo oía, lo seguía oyendo.
Abrí los ojos inmediatamente.
-¿Joel?
-¡Al fin contestas maja!
-Esto...me he quedado dormida.
Se rió.
-Pues venga, salte de la bañera, y vete a dormir.
-Pero si estoy hablando contigo.
-Ya veo yo...
Se volvió a reir.
-Venga nenita, vete a la cama.
-¿En serio?
-Sí, venga, que estás muerta de sueño.

-¿No te importa?
-No...venga, que son más de las cinco de la mañana.
-¡Madre mía! 
-Entonces...mañana nos vemos.
-Vale, mañana por la mañana paso a verte.
-Como tú quieras.
-¡Claro que quiero!
-Muy bien. Venga princesita mía, hasta mañana.
-Hasta mañana precioso.
Colgamos ya. ¡Me había quedado dormida! Encima...¡él al teléfono! ¿Y si he roncado? ¡Ostras! ¡Qué vergüenza...!
Salí de la bañera, y me envolví en una toalla. Me miré en el espejo. Tenía las mejillas sonrojadas, y no sabía porqué.
Abrí la puerta del baño, y entré en la habitación, intentando no hacer ruido.
Me tumbé en la cama, y miré el móvil. Puff, las 5:47 de la madrugada.
Cerré los ojos. Esta vez invité a Joel a que entrara, y formara parte de mi sueño...




miércoles, 29 de agosto de 2012

CAPÍTULO 5.

Salimos callados, no hablamos desde que me lo preguntó.
Estaba triste, porque no sabía cómo reaccionar, ni siquiera me dio la mano como antes.
Se mostraba distante, como apagado. 
Caminábamos por las calles iluminadas por las farolas... hasta sentarnos en un muro, cerca de la plaza donde habíamos quedado con Elsa. Llegábamos bastante pronto, se notaba que ya me quería perder de vista, supongo...para que no sea peor, cuando me vaya...
Sólo me miraba las manos, porque  no tenía nada que hacer. Me había preparado para él, y...me ha rechazo tan rápido...sólo a durado una hora y algo...
Me puse de pies, en frente de él, y me armé de valor.
-No te he hecho nada para que no me hables, que yo sepa.
-No me dijiste que te ibas a ir tan pronto.
-No me lo has preguntado hasta ahora.
Se quedó callado, pensativo.
-Es cierto, tienes razón.
Seguía con la misma expresión en la cara, seguí sin saber reaccionar.
-Sería mejor que no nos volvamos a ver.
Me imaginé que diría algo así, o parecido.
-Si me hubiera quedado aquí los 3 meses...¿Qué? ¿No hubiera sido peor? Porque tú vives en una punta y yo en otra, nos hubiéramos cogido cariño, nos hubiéramos gustado más, etc, etc...
-Es mejor para los dos cortarlo ahora.
-¿Puedes ir desde aquí tu sólo a casa?
-Sí, claro.
Y al escuchar esas palabras me fui, me fui corriendo, con las lágrimas en los ojos, recorrían mis mejillas, y bajaban hasta mi barbilla...
Si hubiéramos seguido, hubiera sido peor, pero es que él iba a seguir conmigo...nos íbamos a seguir conociendo...y todo eso...pero todo esto ha sido un error, un puro error.
Me senté en el suelo, me apoyé en la pared. No podía dejar de llorar. No podía dejar de pensar en él. No...¡Se supone que él es el mayor! Será idiota...será...¡pufff!
Saqué el móvil, llamé a Elsa. No me cogía lo intenté varias veces más. Al final lo conseguí...
-Elsa...¿dónde estás?
-Pues, pues...en la playa.
-¿Cerca de la plaza donde...habíamos quedado?
-Bueno...más o menos, ¿Pues? ¿Ha pasado algo?
-Sí... pero te cuento luego. 
Colgué. No sabía qué hacer.
Cogí mi ipod, y puse Linkin Park- Valentine's Day.
Me levanté del suelo, no sabía cómo afrontar ésto. No sabía a dónde ir. Casi ni conocía ésto. 
Sonó mi móvil. No sabía quién era, pero aún así, cogí.
-¿Sí...?
-Por favor, no me cuelgues.
Era Joel...yo no quería hablar con él.
-Deberíamos hablar las cosas mejor. Por favor, me he equivocado. No quería, ni quiero hacerte daño, en serio. De verdad...
-El daño ya está hecho. 
-¿Pero me dejarías hablar contigo? ¿En persona? Por aquí no...
No me había secado las lágrimas, aunque tampoco él me las vería.
-Bien. Voy a la plaza.
-Vale. Ahora nos vemos entonces.
Colgué, colgué de la misma. Me había hecho daño, y ahora quería arreglar lo que ya no se podía arreglar. Creía que ya estaba todo dicho, que no se podía hacer más. 
Caminé por donde había venido. Tardé más tiempo. Llegué a la plaza, fui a donde le había dejado, allí estaba, de pies. Me acerqué hasta él.
Carraspeé. 
-¿Sara?
-Sí.
-Te pido perdón, me he comportado como un completo idiota. No hace falta que me perdones, sólo quiero que lo sepas, que te pido perdón. Que ahora ya no sé lo que está bien, lo que debería hacer.
Estaba esperando a que respondiera, pero no lo hice.
-Me gustas Sara, no quiero perderte. 
-Hasta hace un momento no era así...
-Sara, me he equivocado, ya te lo he dicho...
Estaba triste. Me había pedido perdón, pero... siempre tiene que haber un pero... y no sé cuál es.
Me eché a sus brazos, rodeando su cuello con mis brazos, y lloré en su hombro. Tocaba mi cabello consolándome.
-Yo tampoco quiero perderte...
Se sentó en el muro, y yo encima de él.
-Me gustas, me gustas muchísimo.
-Tú también a mí. Perdóname, por favor.
Le callé con un beso, para demostrarle que ya lo había hecho. Fue largo, con sentimientos revoloteando por en medio, intenso, y...extremadamente delicado. 













                                                                  

domingo, 26 de agosto de 2012

CAPÍTULO 4.

Esta mañana fui con Elsa y sus amigas; Laura, Cristina, Celia y  Bea. Luego se apuntaron unos cuantos más para ir a la piscina.
Intenté evitar a Joel lo máximo posible, me moría de ganas por verle, pero me aguanté hasta la tarde, hasta las siete.
Me encontraba tumbada en la cama, nerviosa, pensando en lo de esta tarde. En esa cita que me propuso anoche. Quiero que sea bonita, ya no digo perfecta, porque no existe la perfección. Digo bonita, y sencilla, no sé qué haremos, ni a donde iremos. 
A Elsa no le importa que vaya con él, es más le parece genial, así que no me tengo que preocupar, pero bueno, aun así me dijo que si necesitaba algo que la llamara. Luego tenemos que quedar las dos, para venir juntas a casa, por sus padres, para que no vea que nos separamos.
Quedaban como tres horas, aún no me había duchado, y ella me estaba metiendo prisa. 
Seguía tumbada en la cama. Ella se estaba maquillando.
Cogí mi toalla, el champú, la mascarilla, y más cosas, vamos, todo lo necesario para poder ducharme.
Cuando salí de la ducha, después de más de media hora, me quedé sentada encima de la taza del wc, mirando al espejo lleno de vapor.
Me puse la ropa interior, y fui hasta la habitación. ¿Y qué me ponía? Puse la maleta encima de la cama, y comencé a sacar todo.
Elsa ya había terminado, estaba encima de la cama, con el móvil, escribiéndose con algo.
-Por favor, dime que me pongo. Tengo mucha ropa...pero es que no sé.
Se empezó a reír. Se levantó y empezó a rebuscar.
-Veamos. Puedes llamar la atención poniéndote esto. 
Sacó una falda de tubo turquesa, y una básica blanca.
-Con tus sandalias blancas.
Vete preparándote que yo te busco más ropa.
Fui a secarme el pelo, después me pasé las planchas. Agarré mi flequillo con dos horquillas cruzadas.
Me eché un poco de rímel, y un poco de brillo de labios con olor a fresa. 
Elsa me preparó un conjunto especial. Consistía en: un vestido blanco de tirantes muy finos, que me llegaba un poco más arriba de las rodillas. En vez de ser liso, hacía como pequeñas ondas. (no sé si me explico xD) De bajo del pecho, había una tira finita de color marrón.
Elsa me prestó sus romanas marrones. 
Y así es como me vestí.
En la maleta, tenía un bolsito marrón,( a juego con la tira finita, y las sandalias) en el que metí el móvil, el ipod, los auriculares, y la cartera.
-¡Estas preciosa hija mía!-dijo sonriendo.
Yo me reí.
-Muchas gracias, y gracias por ayudarme con la ropa. 
-De nada mujer. Venga, vámonos ya que nos están esperando.
Y así era. Joel también se había arreglado.Llevaba sus rayban negras, unos vaqueros cortos, una camiseta de los Lakers, y unas old school negras.
Estaba en frente de la puerta. Llegamos hasta él.
-Joel...
-Hola Sara.
-Bueno parejita, yo os dejo, luego nos vemos en la plaza. Besitooos.-Dijo Elsa con una sonrisa picarona, mientras se iba.
Nos sonrojamos.
-Estás muy guapo.
-Muchas gracias. Yo te diría lo mismo.
Me reí.
-Gracias.
Cogió mi mano.
Noelia estaba allí, con los demás, tan normal, tan feliz, como si no hubiera pasado nada ayer.
Elsa les estaba contando porqué no iba con ellos, mientras yo cerraba la puerta de casa.
Nos miraron todos a la vez. Noelia también, y la sonrisa que tenía, se le desvaneció completamente en cuanto nos vio, las chicas se dieron cuenta.
-Son así de cotillas, no te preocupes.
Le miré.
-Está bien.
Y dejé de mirarles, y me concentré especialmente en él.
Seguíamos dados de la mano, un momento que me encantó. Sus dedos estaban entrelazados con los míos, y eso me gustaba.
-¿A dónde vamos a ir?
-Igual no te gusta el sitio, pero te voy a llevar igualmente.
Nos reímos los dos.
-Fijo que me gusta.
Seguimos caminando. Más y más, hasta que nos paramos un momento.
-¿Me permites? Estamos llegando ya.-Sacó un pañuelo de su bolsillo.
-Claro.
Soltó mi mano, y me di la vuelta. Lo colocó suavemente sobre mis ojos, y lo ató. En cuanto terminó volvió a cogerme la mano.
-Ahora confía en mí. 
-Empecé a hacerlo cuando te conocí.
Sonrió.
-Eso me hace feliz.
Todo estaba oscuro, y no sabía a dónde nos dirigíamos, pensaba todo el rato que me iba a chocar contra algo, pero no fue así, ya que le cogí del brazo, y no le solté hasta que llegamos.
Entramos a un local. Seguía con los ojos tapados aún.
-Ven, siéntate.
-¿Dónde?-dije desesperádamente.
Se empezó a reír.
-Aquí boba, encima del cojín.
Me ayudó a sentarme, porque sino, me iba a caer.
Se agachó, se puso en frente de mí.
-¿Joel?
-Estoy aquí.
Le toqué la cara para comprobarlo.
Se acercó, y me besó. Mis brazos automáticamente, pasaron alrededor de su cuello.
Se cayó encima de mí, apoyando las manos en el suelo. Paró.
-Soñé contigo esta noche.
Seguía encima de mí.
-¿Qué soñaste?
-Soñé lo que acaba de pasar ahora.
-Lo dices como si fuera algo malo...
-No cielo, en absoluto.
-Entonces, ¿por qué lo dices de esa manera?
-Pues porque quiero que todo sea perfecto.
-La perfección no existe.
-Cierto. Déjame intentarlo otra vez.
Nos incorporamos para sentarnos. Seguía con el pañuelo sobre los ojos.
-¿Quieres que haga algo...?
-Quiero que veas el mundo donde me muevo. Tócame con tus manos.
Buscaba su rostro. Lo hallé. Toqué sus cejas rubias junto con su frente, sus pómulos, sus labios rosados...
Mis manos bajaron hasta su cuello. Lo besé. Y lo seguí besando sin ningún motivo, o con todos los motivos del mundo.
Apartó mis manos, así que no seguí besándole.
Se acercó a mi, y besó mi cuello. Despacito, con cuidado.
Me quedé con ganas de más, pero se fue, ¿a dónde? pues ni idea, la verdad.
Oía música de lejos, y sus pasos acercándose.
-Suelo venir aquí a relajarme.
-Te diría que me encanta, pero aún no lo he visto.
-No hace falta, imagínatelo. ¿Me prometes que no te vas a quitar el pañuelo estando aquí? Quiero que, que...
-No me lo quitaré, cari.
Nos tumbamos en el suelo, el uno cerca del otro, cogidos de las manos.
-Me gusta esta canción.
Se rió.
-A mi también.
Sonaba John Mayer - Assassin.
Apoyé mi cabeza en su pecho.
-¿Hasta cuando te quedas aquí?
-Hasta el sábado que viene.
-¿Tan poco? Pensaba que te quedabas el verano entero.
-Qué va. Sólo una semana y poco más.
Me di la vuelta. Tendría que dejarle aquí. Sólo nos conocíamos hace dos días, pero, es que será horrible si...me voy, porque le seguiré viendo durante esta semana más, pero luego no, no le volveré a ver.




















CAPÍTULO 3.


Llegó la tarde, y estuve con Elsa dando una vuelta por el paseo, mientras mirábamos las cosas de los puestos para comprarnos algo.
Ella se compró varios bolsos, collares y pulseras.
Llegué aún puesto donde había extrañas figuritas, pendientes y collares con plumas pero yo vi algo que me gustaba desde hace mucho tiempo, y que me quería comprar, pero lo que iba a comprar no iba a ser para mí, sino para otra persona
Quedamos con los padres de ésta, en el centro de la plaza. Llegábamos tarde, nos estaban esperando.
Cenamos en una pequeña hamburguesería cerca del centro.
-Ama, ¿Luego nos dejas bañarnos en la piscina?
-¿De noche?-dijo frunciendo el ceño.
-Porfa, que todo el mundo se baña-dijo suplicándole.
Su madre no volvió a contestarle, y nosotras estuvimos calladas desde entonces.
Llegamos al chalet, y subimos a arriba del todo.
-¿Tú te vas a bañar?-le pregunté.
-Claro tía.
Buscaba su bikini.
-¿Estará Joel?
Sonrió mientras seguía buscando. Se volvió hacia a mí con el bikini ya en la mano.
-Es lo más probable.
-Entonces voy. Pero no me voy a meter.
Asintió.
La parte de arriba de  su bikini era rosa fosforito, y la de abajo era negra.
Se amarró el pelo, cogió la toalla, y nos pusimos rumbo a la piscina, no sin antes coger lo que había comprado.

Elsa dejó su toalla en una barandilla y se fue a donde la gente de esta mañana.

Vi a Joel. Estaba solo, tapado con su toalla, sentado en la hierba. Me daba penita.
Me acerqué hasta él, y me senté en frente.
-Hooolaaa.

-Sara
-Sí, soy yo.-dije con una sonrisa.
-¿Te lo estás pasando bien aquí?
-Sí, claro. ¿Pues?
-Me han contado lo de esta mañana.
-Aah, eso.-puse mala cara.
-No quiero que te hagan daño por mi culpa. No hagas caso a las tonterías que dice.
-Aiiss.
-En serio, por favor.
Me entristecí.
-Okay
Nos tumbamos uno al lado del otro. La gente miraba, se bañaba, se besaba se tapaba con las toallas.
-¿Quieres que nos vallamos para estar solos? La gente fijo que ya se ha dado cuenta.
-Sí, nos miran mucho.
Se levantó primero, y luego extendió su mano, para ayudarme a levantar.
Esta vez, en vez de ir a la terraza y tumbarnos en sus famosas hamacas, nos fuimos a su habitación. Se cambió y yo le esperaba en la cama con el regalito.
Se sentó a mi lado.
-Te he comprado algo.
-¿Si? Pues no deberías a verlo hecho.
-Tonterías. Yo hago lo que quiero.-me acerqué más a él-ñañañaña-le susurré al oído, y le di un beso en la mejilla.-Ábrelo anda.
Sonrió.
Abrió el sobre, y comenzó a tocarlo con sus manos.
-Plumas.
Me reí.
-Sí
Siguió tocándolo.
-Me encanta.
-¿Ya sabes lo que es?
-Sí, un atrapa sueños, ¿no?
-Exacto.
Volví a darle otro beso.
-Dicen que esto lo pones al lado de tu cama, y que filtran los sueños buenos, pasando por el centro, mientras que los malos se quedan en la malla, y se desvanecen con el primer rayo de luz del amanecer.
-Muchas gracias, me parece súper interesante.
-Entonces, ¿Te ha gustado?
-Claro, me ha encantado.
-Me alegro mucho.- sonreímos los dos.
Dejé el atrapa sueños al lado de su cama, en el escritorio.
Al final, se tumbó a mi lado. Yo le contemplaba sin pestañear. Era realmente hermoso. Su pelo rubio me encantaba y sus ojos eran preciosos, a pesar de lo que le pasa.
Apagué las luces, para que pudiera dejar las gafas.
-Ahora podré soñar contigo.
Me acerqué más a él.
-¿Y qué te gustaría soñar?
Se rió, y la habitación se quedó en silencio absoluto, hasta que se atrevió a contestar.
-Supongo que soñaría como estamos ahora, tumbados en la cama, el uno al lado del otro. Te cogería la mano, y me arrimaría más a ti.
Y eso mismo hice. Me arrimé más a él, y le cogí de la mano.
-¿Y ahora?
-Te tocaría el pelo una vez tras otra.
-Hazlo.
Y lo hizo. Me estuvo tocando el cabello
-Suspiré
-¿Pasa algo?
-No.-sonreí.-Me encanta tu sueño.
-Me alegro.
-¿No?
-Dime.
-Eeh, nada, nada.
-No seas tonti, dime.
-Naah.
Empezó a hacerme cosquillas. ¡No aguanto las cosquillas! Así que me empecé a reír como una loca.
-¡Por favor paraa!- Grité mientras me seguía riendo.
-No hasta que no me lo digas.
-¡Vale, vale! Pero para por favor.
-Está bien.
Nos quedamos muy cerca el uno del otro. Estaba sentada, apoyada en la pared, mientras que él, tenía sus manos en mis rodillas, y su cara muy cerca de la mía. Para que no se fuera, le puse mis manos encima de las suyas.
-¿Quieresque me quede así?
-Sí por favor.
Puse mis manos en su cuello. Me incorporé. Estaba a escasos centímetros de él, de sus ojos, de sus cejas, de su nariz, desus labios.
-Cumple ahora tú mi sueño. 
Puso sus manos en mi cintura. Sus labios se acercaron a los míos, y se fundieron como si fueran uno solo.
De repente, alguien abrió la puerta. Era su hermana pequeña. Me avisaba que Elsa me estaba llamando para ir ya a casa.
-Lo siento, me tengo que ir ya.
Nos bajamos de la cama. Y nos volvimos a dar otro beso. Más cortito, más dulce. Más cariñoso.
-¿Quedamos mañana?
-¿Como una cita?
-Sí.
-Me parece bien.
-A las siete paso a buscarte.
-Muy bien. Te esperaré entonces.
Salía ya por la puerta.
-Sara.
Miré hacia atrás. Le vi.
-Esta noche soñaré contigo.
-Yo también.













viernes, 24 de agosto de 2012

CAPÍTULO 2.


Los padres de Elsa madrugaron para ir a hacer la compra, mientras nosotras seguíamos durmiendo.
Cuando nos despertamos, preparamos el desayuno, y nos fuimos a desayunar a la terraza.
-¿Después vamos a la piscina?
-Me parece bien.
Concentré mi mirada en el nesquick.
-él sólo se baña a la noche, por el Sol, y eso.
-Me imaginaba.
Sonrió pícara.
-¡No llevas ni un día y estás pilladísima!
-¡Exagerada!
-Ya, claro.
Le saqué burla.
Terminamos de desayunar, y subimos a ponernos el bikini. Nos recogimos el pelo en una coleta, y cogimos las toallas.
Bajamos lo más rápido que pudimos rumbo a la piscina.
Elsa se paró delante de su puerta.
-Entra y salúdale. Le encantará.
-Tú lo que quieres hacer es perderme de vista.
Sonrió.
-Aparte venga, luego vienes, te espero allí.
Otra vez salió corriendo, y yo ahí estaba, inmóvil otra vez, delante de su puerta, con el corazón a mil.
Entré en la terraza, y toqué la puerta de cristal.
Tock, tock.
No contestaron.
Otra vez.
Tock tock.
Apareció una niña de unos ocho años, vestida muy mona con un vestidito naranjita.
-¿Tú eres Sara?
-Estosí.
-¿La amiga de Elsa?
-Sí.
-¿La novia de mi hermano?
-S ¡No!
Se rió de una forma extraña, en plan: ji ji ji. Daba miedo.
Me acerqué a su pequeña carita.
-¿Por qué? ¿Te ha dicho algo?
-Ayer os espié.-dijo susurrando- ¡Ya llamo a mi hermano!
-Eso no está bien-dije avergonzada, creo que no me oyó, ya que salió corriendo.
Apareció Joel, con unas rayban negras muy oscuras.
-Hola Sara.
-Hola Joel, ¿Cómo estás?
-Bien, tenía ganas de verte, bueno aunque es un poco difícil.- se rió con esa risa tan suya, tan bonita, tan diferente a las demás.-Y, ¿tú?
Se me subieron los colores.
-Yo estoy bien, muy bien.
Nos tumbamos en las hamacas otra vez. él en la quedaba la sombra, y yo en la del Sol.
-¿Lo dijiste de verdad?
Abrí los ojos, y le miré.
-¿El qué?
-Lo que dijiste antes de irte.
-Sí.-dije sonriendo.
-Me gustó.
(Suspiro de enamorada *exageración* xD )
-A mí también lo que tú me dijiste.
-Fue lo que sentí.
Aaaiiisss. ¡No sabía qué hacer! ¡Me iba a dar un vuelco el corazón!
-y ¿Lo sigues sintiendo?
-Sí.
Se sentó en la hamaca mirando hacia mí.
Extendí mis manos. Él las cogió.
Tocó cada dedo, cada uña, de mis manos, de una forma tan delicada
También tocó el centro de mis manos.
-Me gustan.
-Son manos normales.
-No, tienen algo en especial.
Me reí.
Oímos pasos de alguien que venía corriendo.
Era Elsa, y además no estaba sola, había dos chicos a su lado.
Se asomaron a la puerta blanca de la terraza.
-Es Elsa.-susurré.
Asintió.
-¡Hola Joel! ¿Qué tal?
-Muy bien Elsa, gracias.
-¿Te importa que te robe a Sara?
-En absoluto, toda tuya.
Los dos chicos me miraban, mientras que yo miraba a Joel con la boca abierta, como si me estuviera vendiendo.
Nos levantamos de las hamacas.
-¿Te importa que te abrace?-le susurré.
-Me encantaría que lo hicieras.
Eso hice, le abracé, y él besó mi mejilla. Se enrojecieron las dos.
Salí de su terraza.
Elsa me presentó a sus dos amigos, los cuales no me cayeron bien, por alguna extraña razón.
Me presentó a más gente, a las chicas con las que estuvo hablando ayer. Éstas sí que me cayeron bien, es más, estuvimos haciendo el tonto en la piscina, y corriendo alrededor de ella sin ningún motivo.
Después nos tumbamos en las toallas para tomar el Sol mientras pensaba en Joel.
Elsa me volvió a preguntar qué había pasado esta vez, y se lo conté.
Cuando terminé
-A Joel no le vas a gustar nunca.-dijo Noelia.
Levanté la cabeza para verle, la expresión de mi caraba había cambiado.
-Porque tú lo digas envidiosa.
-Yo no sé qué te has creído. Vienes aquí ayer, y ya te crees que le has conseguido.
-¿Perdona? No te subas a la parra niñata, que eres una creída.- Me levanté de la toalla con los ojos llorosos y me fui corriendo de allí.
-Noelia, vete un poquito a la mierda, ¿eh?-comenzó a decir Elsa, justo cuando me fui.- Que eres una celosa. Como a Joel no le gustas, y no le puedes tener, ¿tampoco nadie? Venga, anda, no te chutes.
La gente se empezó a reír de Noelia, menos los dos chicos de antes que me había presentado Elsa. Ésta se fue detrás de mí, mientras que la mala malísima (xD) se fue a su casa avergonzada.
No sé por qué, pero lloré. Creí que me había defendido bien, pero aun así sus palabras fueron como puñales a mi corazón, uno tras otro.





miércoles, 22 de agosto de 2012

CAPÍTULO 1. 2/2.


Me acomodé en la hamaca. Cerré los ojos por un momento.
Le acababa de conocer, y ¡ya me gustaba! Tenía muchísimas ganas de gritar, pero no era plan. Eso sí, empecé a reírme sin ningún sentido, como una idiota.
Volvió. No tardó mucho.
Me di cuenta de que no sabía su nombre, aunque él tampoco se sabía el mío.
Se sentó en la hamaca.
-No sé cómo te llamas.-dijo.
Mi corazón comenzó a acelerarse, creí que me iba a dar algo.
-Soy Sara.
-Yo, Joel.
¿Qué hacía? ¿Dos besos? ¿Darnos la mano? ¡No sabía que hacer!
Él no hizo nada, se tumbó, y yo le imité.
-Dentro de 3 meses me operan.
-¿De la vista?
-Sí, y ya podré ver.
-¡Qué bien!
-Sí, la verdad es que sí. Aquí las cosas se ven un poco oscuras.- se rió.- ais.
-Estabas mejor con el bañador.- ¡se me escapó ese pensamiento! ¡Ahora sí que tenía ganas de gritar! ¡Madreee! ¡Qué vergüenza! Me tapé la cara con las manos.
Se rió otra vez.
-Gracias. Me hubiera puesto otro, pero tenía frío.
-Lo siento, no era mi intención decirlo.
Volvió a reírse.
-Da igual mujer. ¿De dónde eres?
-De Bilbao.
-Vaya, me pilla un poco lejos.
-¿Por qué? ¿De dónde eres pues?
-De Barcelona. Aunque podría coger un avión para verte.
Un breve silencio. Ya que yo no sabía que decir, porque claro que me encantaría que me viniera a verpero no sé
-Me gustaría verte cuando ya me hubieran operado.
-Soy realmente fea, no creo que quieras verme.
Esta vez se rió a carcajadas.
-No lo creo.
-Pues créeme que sí.
-A ver descríbete.
Me senté en su hamaca, cogí sus manos, y las puse en mis calurosas mejillas.
Rozó mis labios, tocó mis cejas, la frente, la barbilla, la nariz acarició mi pelo.
Se acercó a mi cuello, y olió mi perfume.
-eres hermosa.
Le besé en la mejilla.
-Tú eres precioso.-le susurré al oído.
Salí de su terraza, y fui a buscar a Elsa. Tenía que contarle lo que había ocurrido.
Fui a la piscina, y allí seguía. Estaba hablando con un grupo de gente.
Me acerqué hasta ella.
-Ya estoy.
-¡Al fin, tía! Nos tenemos que ir, ya lo siento chicas, mañana os la presento ¿vale?  Adioóós.
Nos fuimos de la piscina, y subimos al cuarto. Nos sentamos en las camas.
-¡Cuéntamelo todo! ¿Habéis hablado? ¡Obvio que habéis hablado! ¿Qué ha pasado?
-¡Estás histérica!
Nos reímos las dos.
Le conté todo lo que pasó con Joel, con todos los detalles. Lo que pasó perfectamente.
Después de hablar un buen rato y contárselo, se quedó boquiabierta.
-¡Le has gustado tía!
-¿Tú crees?
-¡Claro que sí! No es así con las chicas. Y que te haya tocado la cara ha sido brutal.
Me reí avergonzada.
-¿No crees que es mayor?
-Hombrepues sí, pero ¿que se le va a hacer?  ¿No dicen que para el amor no hay edad?
-Sí, pero no sé
-¡No seas boba chiquilla!
Suspiré, y me tumbé en la cama mientras Elsa se fue a coger la cena.
Después de un buen rato, subió con ella, y cuando terminamos nos ‘’acostamos’’…
Seguimos hablando de Joel






CAPÍTULO 1. 1/2.


(acompañamiento con el capitulillo)


El viaje sólo duró una hora y media.
Llegamos al chalet donde veraneaban siempre.
Bajamos del coche corriendo, para recoger las maletas, y llevarlas a ‘’nuestra habitación’’ comenzó a enseñarme el chalet por dentro.
Subimos a la última habitación, denominada como ‘’la de arriba del todo’’, y dejamos las maletas.
-esto es enorme.- dije asombrada.
Elsa se rió.
-Ya, aunque enseguida te acostumbras. Ven, ahora te voy a enseñar la piscina.
Bajamos las 32 escaleras, atravesamos la cocina, la terraza y luego, giramos a la derecha.
Nos quedamos quietas.
Eran como las diez y media de la noche, y había muchísima gente bañándose.
-Mira, el del bañador negro largo, es ciego.
Le miré fijamente.
-¡Pobrecito!- me quedé asombrada, y triste.
-Pues sí maja, además es guapísimo.
-¡Eso parece!- dije sonriendo.
Se puso la toalla encima. Ya se iba.
-Vete, y preséntate.
-¿Qué?
-Sí, venga, no seas tonta, yo voy a saludar a la gente, mañana te los presento.
-¡me da mucha vergüenza!
-¡me da igual, venga!
Elsa se fue corriendo, y yo me quedé petrificada, porque no sabía qué hacer.
Pasó a mi lado, y le miré.
Fui detrás de él, para intentar hablar con él, pero se adelantó.
-¿Eres la amiga de Elsa?
-Em
-Así que ya habéis llegado.
-Sí-¿todo el mundo nos esperaba o qué?
-No reconocía tus pasos. ¿Te lo ha contado verdad?
-Sí
-no te preocupes, ya sienten bastante lástima por mí.
No dije nada, simplemente le seguí.
-Puedes ir a mi lado, no muerdo.
Le hice caso, y me puse  a su lado.
-Bueno querida acompañante, ¿cuántos años tienes?
-Eh16.
-¡Qué jovenzuela! Yo 23
-¿En serio? Parece que tienes 18, o así
-Eso dicen, pero como yo nunca me he visto-se rió- Bueno, ¿Quieres pasar y seguimos hablando?
Su chalet se parecía mucho al de Elsa. En la terraza había dos hamacas blancas, en las que nos sentamos. También había una mesa enorme con muchas sillas a su alrededor.
-¿No sería mejor que te cambiaras de ropa?
-¿Estoy feo así o qué?- se empezó a reír.- Tranquila, ya me voy a cambiar. ¿Me esperas aquí?
-claro, sino tardas-sonreí.
-Pues ahora vengo.