Un tiempo atrás, allá, por febrero…
¡Tengo muchos exámenes! Qué horror. Tengo que seguir estudiando, pero primero me voy a poner un café, que mis ojos se van a cerrar de un momento a otro.
Saco de la nevera leche, la echo en una taza, y luego echo el café calentito. Saco el azúcar, y echo dos cucharadas.
Me apoyo en la encimera, y bebo un poco.
Ya puedo sacar sobresalientes…que si no… ¡me rajo las venas!
Suena el timbre.
Pego un salto. ¡Qué susto! Miro el reloj. La una y cinco. Genial, y tocan el timbre. ¿Abro? Mis padres están durmiendo…
Me acerco con cuidado a la mirilla de la puerta.
¿Diego? ¡Es Diego! ¿Qué hace aquí? ¿Está loco?
Abro un poco la puerta.
-¿Qué haces aquí?- digo susurrando.
-Quería hablar contigo.
-¡Es muy tarde!
-Es que no puedo dormir… y he salido a dar una vuelta.
-¿Y? ¿No podías esperar hasta mañana?
-No… ¿Podrías dejarme pasar?
¿Debería? Es muy tarde…
Desde que murió su padre, se ha vuelto un capullo…
-Vale, vale. Vamos a la cocina. No hagas ruido.
Entramos, y cerramos la puerta.
-¿Qué quieres decirme? Tengo que estudiar y tengo mucho sueño.-digo con los brazos cruzados.
Se acerca demasiado hacia mí.
-Es que hace mucho tiempo que tengo ganas de…
-¿De qué?
Apoya su mano en mi cara, y me besa.
Cierra los ojos, pero yo no. No puedo respirar, me ha pillado de sopetón.
Le aparto por los hombros, y le doy un tortazo.
-¿Has venido para esto? ¿Para besarme? ¿Estás loco? ¿A quién se le ocurre?
-¿A qué pregunta quieres que te responda primero?- dice riéndose..
Le voy a volver a dar un tortazo, pero me coge la muñeca, me acerca hacia él, cogiéndome de la cintura, y vuelve a besarme.
Esta vez cierro los ojos, y nos sumergimos en este beso cálido. Un beso largo, intenso…mis manos buscan su tripa…
¿Qué estoy haciendo? ¡Diego no me gusta! Tengo que parar ya.
No puedo, estoy atrapada…
-Diego…-intento decir.
Abro los ojos, y le aparto por los hombros, otra vez, como antes, pero sin pegarle.
-Enserio, ¿qué me querías decir?
-Que me vuelves loco-dice avergonzado- me gustas.
Me quedo petrificada. Nos hemos besado, y ahora me dice que… le gusto… pensaba que me había besado sin más, pero es que le gusto…
-Mira Diego, tengo que seguir estudiando. Mañana nos vemos, ¿sí?
-¿Qué? Te digo que me gustas, y ahora me sueltas, ¿que tienes que seguir estudiando?
-Baja el volumen, están mis padres durmiendo. ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué no me gustas? Prefiero callarme, ¿sabes?
-Eres muy rara. Si no te gustara, no me habrías seguido besando.
-No lo hagas más difícil. Vete que es muy tarde.
No dice nada más.
Le acompaño hasta la entrada de casa.
-No se lo cuentes a nadie, por favor.
-No, tranquila, que ya sé que te avergüenzo.
Se aleja.
Encima me da pena… si no fuera tan imbécil, igual si que podría estar con él, pero es que no me gusta cómo se comporta ahora, no me gustan sus amigos, ni su actitud. Aunque, ahora ha sido… Diego, mi mejor amigo, no el chulito de la ESO.
Me vuelvo a estudiar, aunque ahora seguramente que no podré. Ni eso, ni dormir. Le tendré en mi cabeza…
