-Eeis-digo alzando un poco la voz- esto se ha terminado y hasta que sepan el ganador…puff. Además, ha venido un grupo para entretener, que sino la gente se pira. ¿Nos vamos al bar de aquí al lado?
-Por mí bien, sino, nos vamos a aburrir.-dice David.
Haret asiente con la cabeza, mientras lucía me agarra del brazo.
-Bien.-dice finalmente Antonio.
Llegamos al bar, nos sentamos y pedimos.
-Asi que Fran no ha aparecido.
-No, no le he visto por ninguna parte.
-Vaya, qué idiota. Yo no perdería una oportunidad por quedar con una mujer como tú. Gaar.
Nos reímos.
-No es para tanto hombre. Ya habrá otro, no es el fin del mundo.
-Claaro.-digo asintiendo con la cabeza.
Me suena el móvil.
-Un momento.
Miro el móvil, y cojo.
-¿Sí?
-¿Paula?
-Eeh, hola Daniel.
Antonio me echa una mirada.
-Hola.
-¿Podríamos quedar?
-Eeh, pues…es que estoy con unos amigos, pero bueno, vale, vente si quieres.
-Mmm, vale. ¿Está ahí tu novio?
-Sí, pero no pasa nada.
-Okei. ¿Dónde estáis?
-¿Sabes dónde está la plaza grande?
-Sí.
-Pues justo hay un bar, con un letrero muy grande, creo que se llama… La Hueca.
-Mmm, vale, ahora nos vemos. Adiós.
-Un beso.
Colgamos. Miro a Antonio. No sé cómo llevar esta situación, se me va de las manos.
-¿Daniel?-pregunta Lucía.
-Sí, es el chico que conocí.
David y Haret están a lo suyo, hablando con Antonio, pero éste, está más pendiente de nuestra conversación.
-Aah. Ya me acuerdo. ¿Va a venir?
-Sí. Eso parece, pero no sé a qué ni para qué.
-Es obvio.
-Ya, bueno, pero digo que no pinta nada aquí.
-Ya.
Voy un momento al baño. Entro y me miro al espejo, me echo agua en el cuello. De repente, tocan la puerta.
-¡Está ocupado!-grito.
-Soy yo.
-Ah.
Quito el pestillo, y dejo entrar a Antonio.
-¿Qué haces aquí?
-Quería hablar contigo.
-¿Sobre Daniel?
-Bueno…más o menos. Lo primero es que has estado genial. Te ha salido super bien, y has gustado mucho al público.
-Muchas gracias. Y gracias por dedicarme la canción. ¡Es preciosa! ¡Me ha encantado!
-Eeh, esa canción no era para ti.-dice serio.
La cara se me pone blanca, muy blanca.
-¿Paula? ¿Eo? ¡Era broma! ¿Estás bien?
Le echo una mirada, con la que le hubiera matado.
-Eres un idiota.-me doy la vuelta.
-Paula mi amor, era una broma.-me agarra del brazo, y obliga a girarme.
-Sigo pensando que eres un idiota.
Me besa en los labios para hacerme callar.
-Te odio.
-Yo más.
-No, yo lo digo de verdad.
-Y yo.
-Fuuu.
Se ríe.
-¿Y lo de Daniel?
-No sé. Es todo muy raro. Tengo que actuar, como si no fuéramos nada, pero no me sale, y ahora éste viene.
-No te preocupes. Luego le pongo las cosas en su sitio.
-Antonio. No le hagas, ni le digas nada, es un buen chico.
Me mira extrañado.
-Está bien.
-Y ahora, bésame por favor.
Me besa en la boca. Me muerde los labios, el cuello… mi camiseta la empieza a subir, mientras nos seguimos besando. Las respiraciones se aceleran, igual que nuestros corazones.
Me quita la camiseta…
-Antonio…no…-me sigue besando-debemos seguir.
-Dime que no quieres…
-Sí. No…quiero…
Se para. Me mira a los ojos.
-Quiero verte desnuda, completamente desnuda.
Me quedo… ¿anonadada?
-Eh…claro…eso hoy no va a ser posible. Dame mi camiseta.
-No.
-¿Eres idiota? ¿Qué te pasa?
-Que quiero hacerte el amor…tengo ganas.
-Lo que haríamos ahora, no sería hacer el amor, sería fornicar, y ya hablamos sobre este tema.
-Lo sé.-dice enfadado.-Soy un tío. Ya sabes lo que quiero.
-Eres un tío. ¿De verdad? Pues no lo pareces, porque eres un inmaduro.
No quiero verle la cara. Le quito la camiseta, y me la pongo.
-Quita capuyo.
Salgo del baño y voy a ir a donde Lucía, pero me encuentro con Daniel. Momento de poner celoso a Antonio, es un imbécil, ¿cómo ha sido capaz de decirme eso?
-¡Hola Daniel!-voy a donde él, y le doy dos besos.
-Hola Paula. No sabía que hoy era el día del concurso.
-Ah. Pues sí, lo es.-digo sonriendo.-a ver si gano, pero la cosa está muy difícil.
-Oh, vaya. Pues espero que sí. Aunque nunca te he oído cantar.
-Ya…si hubieras venido antes, me habrías oído. Pero bueno, no pasa nada, algún día te cantaré.-digo sonriendo.
Esta situación es muy rara. Las piernas me tiemblan. Es que es tan guapo…pero… Antonio…
-¿De verdad?
-Claro.
Justo Antonio pasa delante de nosotros, y sonrío con malicia.
-Ven que te presento.
-Vale.
Vamos a donde el grupo.
-Mira, ésta es Lucía.
-Hola-dice ella sonriendo. Después, me mira a mí.
-Encantado Lucía.
-Lo mismo digo… ¿Daniel verdad?
-Sí-dice sonriendo.
-Mira, éstos son, David y Haret.
Se saludan.
-Y éste… es…un idiota. Se llama Antonio.
Se dan la mano, y se miran con frialdad.
Nos sentamos todos juntos. Charlamos, reímos…
Más tarde, viene Luna, buscándome con su grupito. Me acerco a donde ellos, y les firmo todo lo necesario, para que se vayan cuanto antes. Me hace muchísima ilusión tener fans, pero es que justo… vale, no tengo escusa. No me gustan los niños.
Vuelvo al lado de Daniel, y le toco una mano sonriente. Aunque Lucía capta toda su atención, Antonio me mira y se enfurece, pero vuelve a sonreír, al ver que he sido rechazada por así decirlo. No, que sí, que he sido rechazada. Le miro enfadada.
-Chicos salgo a fuera, voy a dar una vuelta.
-Vale,-dice Lucía- ¿Luego vuelves no?
-Sí, claro.
Cuando salgo del bar, camino por la calle, concentrada en mis cosas, sale Antonio.
Me alcanza.
-Esto no puede seguir así.
-Eres un capullo.
-¿Sólo porque quisiera…?
-¿Sólo? Sabías que no.
-Pero tú al principio no me has dicho nada.-lo dice con una sonrisa pícara.
-Y qué. Me da igual.
Me marcho de allí a paso ligero, y entro a una pastelería. Después de comprar un enorme bollo entero relleno de chocolate, salgo de ésta dándole un gran mordisco.
Veo la cara de Antonio enfrente de mí.
-¿Qué quieres?-digo con la boca llena.
-A ti.
-Mmm, lo siento.-intento tragar- quiero estar a solas con mi bollo.
-¿Ah sí?
-Por supuesto.
-Hum.
Nos sentamos en un banquito cerca de la plaza, apartados de la gente.
-Esto me va a doler, pero voy a hacer la pregunta.
-¿Qué?-dice volviendo la cabeza.
-¿Quieres un cacho de mi preciado bollo?
-Mmm, no, gracias.
-Sí, sí que quieres.-le acerco el famoso bollo a la boca.- Siempre haces lo mismo.
Muerde con cuidado, y cuando termina. Dice:
-Es que eres muy egoista con la comida, pero aparte, pensaba que estabas enfadada conmigo.
-Y lo estoy. Pero lo de la comida…puedo vivir con ello. Además sólo comparto comida, con…quien me gusta.
-Claaro.
-Es verdad, con…-me callo.
-¿Con quién compartiste la comida? O… ¿Con quién lo haces?
-Pues contigo. Acabas de comerte un cacho del bollo. De mi bollo.
Se queda pensativo.
-¿Con Daniel?
-¿Con él? ¿Qué pasa con él?
-Que si compartiste la comida.
-Mmm-pienso. Tampoco le quiero hacer daño, pero eso es pasado…¿no?- Sí… pero un donuts. Nada más.-muevo las manos de un lado a otro como los dibujos manga.
Me acuerdo del bote de chocolate…
-Bueno.-mira hacia el frente- qué se le va a hacer.- Sonríe con tristeza.
No quiero hablar sobre el pasado en el que estuvimos solos, sin nadie. No quiero. Ya hemos hablado sobre esto.
-¡Somos famosos!- le digo cogiéndole por los hombros, moviéndole.
-Ya. Me he dado cuenta. Tendríamos que seguir con el grupo.
-Sí. Pero recuerda que…
-No nos deben ver juntos-dice cortándome.-Lo sé.- Pero mira antes, no sé, no ha pasado nada.
-Cieeerto. Porque saben que hemos cortado. Haret, lo escribió en el facebook. Lo pasó mal.
-Mmm, genial. Pero…¿Hemos cortado por la gente?
-¿Eh?- me quedo con la boca abierta.
-Sí. Cortamos por la gente.
No contesto. No quiero. No sé qué decirle.
-¿He sufrido tanto tiempo por la gente? ¿Enserio? ¡Cómo no me he dado cuenta estos días!- se levanta del baco furioso, muy enfadado, como nunca le había visto antes.- ¡Que no nos vean juntos, hay que ser discretos! ¿Pero…que no nos vean quienes? ¿Quiénes no nos pueden ver juntos? ¿Acaso te importa lo que piense la gente?- grita cada vez más alto, y la gente nos mira.
-Eso es patético.- digo casi llorando. Me levanto del banco para irme. Paso de escucharle. No quiero. Pero me coge del brazo. No me suelta. Me hace daño.
-¿Patético? ¡Patético es que hayamos dejado lo nuestro por la estúpida gente!
-¿La gente es tu hermana?- lágrimas caen por mi mejilla.- ¡Suéltame! ¡Me haces daño!
Se queda callado. Pero sigue igual de enfadado. Las venas se le han inchado.
-No metas a mi hermana en esto. Ella falleció hace mucho tiempo.-se queda paralizado.- Justo cuando…-se sienta en el banco, mirando hacia el suelo con las manos en la cabeza, apoyando los codos en las rodillas.
-Sí…tu hermana.-le toco el hombro en busca de su mirada, pero no la veo.-La gente…era una escusa…que al final casi yo me lo creo.
-Vosotras os llevábais muy bien. No creo que ella quiesiera lo peor para nosotros.
-Ella tenía celos…y antes de eso…me dijo todo lo que pudo.
-Tu crees…
-¿Qué le gustabas? Mmm sí. Ya lo sabía. Por eso se acercó a mí. Yo…la cogí cariño, pero parece ser que ella a mí no.
-¡Pero si eramos hermanos!
-Ella te quería de otra manera Antonio… Lo siento.
Al fin me mira. Sus ojos están humedecidos.
-Perdóname por gritarte.
-Lo de tu hermana…ya no se puede arreglar, cielo.- le aparto el pelo de los ojos.
-Lo sé. Pero es que ella… mi hermana pequeña…
-Recuerda que era un año menor que yo.
-Yo la veía tan inocente…no sé, esto me parece extraño… Mmm, por eso estaba casi siempre con nosotros.-se roza los labios con los dedos. Una imagen se le pasa por la mente.- Me besó.
-¿Eh?
-Sí. Me besó. Una noche… mi hermana… me besó. La quiero muchísimo…pero…¿esto? No puedo.
-Vaya…yo también la quiero.
-Pero no pasa nada.- sonríe como puede. Secándose las lágrimas.
-La echo de menos-susurra.
-Y yo.
-Pero por ella…me dejó la persona a la que más amaba… No sé porqué la hiciste caso. ¡Yo quiero estar contigo! A mi hermana se le fue la cabeza. Pero volvimos… Perdóname Paula. Perdóname.
-Tranquilo. Ya está…
-¡No! ¡Dime que me perdonas!
-Te perdono.-me acerco a él y le abrazo fuerte, muy fuerte, todo lo que mis fuerzas me permiten.
-Te amo. No me vuelvas a dejar. Mi hermana era una loca.-lo dice de una forma casi inaudible la última frase.
-Nunca. Nunca. Lo sabes…
Un beso dulce, con sentimientos de por medio…los corazones latiendo al son de la música lejana.
-Lucía está con Daniel. Acabarán juntos.
-¿Cómo lo sabes?
-Es fácil. A ella le gustan todos los tíos. Pero Daniel…es un bueno tío. Además harían muy buena pareja.
-Pues a ver qué pasa.
Los dos en el banco, bajo la sombra de un gran árbol. Cierro los ojos…y pienso…se ha cabreado muchísimo, pero es que soy una estúpida, no se me da bien mentir, ni actuar… pero yo a ella se lo prometí. Prometí que le dejaría. Fue lo peor que hice… pero es que yo la quería como una hermana… ¡mi propia hermana! ¿Ella llego a quererme?